Archive for the ‘15 poemas y una apología diseminada para ser leídos en vísperas de navidad’ Category

El amor

es la eternidad con punto final.

Hir

a todo corazón,

dezde hel corazón,

acia el corazón.

Ha, hante, kabe, kon el corazón.

De desde, hen, hentre el corazón.

Dentro del corazón todo,

fuera del corazón nada.

Bibir de corazonadas;

latir hal galope;

takikardear la bida

sin maracapazos, cin benenos

ni colezteroles;

No permitir jamáz

hel espezamiento de la zangre

para kel corazón yeno de

vokas, hoídos, narises y hojos,

ce mantenga lebe

braseando hen hel haire

Libertad

Entonces

al

final

del

itinerario

descubrirás

asombrado

tu

tan

negada

inmortalidad

lo

que

demostrará

tu

inexistencia.

La

tuya

y

la

de

todos

los

hombres.

Voluntad

Queremos la tierra y la Tierra: con su lluvia, con

su incendio, su matriz y su viento. Queremos  la

hermosura de los llantos   bien   acongojados, de

las   risas   bien carcajadas,        de los deseos bien

deseados, de los aires bien   aspirados,    de       los

sueños no despertados. Queremos la juventud  de

la piel, de la sangre, de los huesos, abarcada por la

inmunidad de la memoria. Queremos la libertad de

los pueblos, de las razas,   de los hombres,       de los

pies, de las alas.    Queremos    la infinitud        de   los

caminos y los cielos. Queremos la soledad del poeta

y la compañía del necio. Queremos la     presencia de

los besos a labio limpio,     de los amores reprobados.

 Queremos                 siempre,                 hasta el hartazgo,

sin represiones,           ni represalias           ni censuras,

pues estamos persuadidos que la libertad de querer

es invencible,                                                incorruptible.

Patria

Un damasco embrionario

rebota contra la vida.

 

Fracasa el aborto,

la contusión es partitiva y partidora.

El fruto lloroso se ha establecido en dos

mitades:

 

una más frágil que la otra.

Vaginas con himen deleznable,

de carozo de harpillera,                

de carozo corazón,

de corazón himen,

de himen harpillera,

de corazón harpillera.

La violaciones se suceden.

Los violadores son muchos y policrónicos.

Los violadores son pacatos, detestables y hasta

impotentes,

 

pero la harpillera es tan débil

que el corazón ha

cedido.

Los profanadores

impregnan con sus efluvios

putrefactos

los centros uterinos del damasco

irresistente.

Columnas de ascos se elevan

y empantanan los aires

que ahora transmiten

frustraciones

y hediondeces.

Monarquía de las pestes resultan

del procexo.

 

Exhaustas, de rodilla,

boca arriba, a cuatro pies,

vejadas, saqueadas, sangradas,

heridas, burladas,

las vaginas se envejecen sin hacerse ancianas y el damasco, preñado

hasta la cáscara, inicia la parición.

Hijos damascos deformes

{sin padre y con madre

harta, altamente desgastada}

se echan en lo verde,

levantan una carne que

les sirve de alimento

y la devoran.

Después se tocarán el vientre satisfechos

por haber lapidado al hambre

con la carne

que rodeaba

el carozo harpillera de un

hermano.

Hensenderce ciempre:

Cer chizpa, esploción, detonasión,

cataplum, plumba plum.

Esprezarce en yama, en fogata, en insendio.

Cer vriyo zobre vriyo,

vrasa junto a vrasa.

 Recistir frente al hagua,

a la harena, al varro,

i a qualkier umedad.

Komerce bibos a las pajas,

a los papeluchos.

 

Moberse  ciempre

como fuego, con convustivle o sin él,

tener el horijen en un fósforo,

en huna chimenea,

en una ornaya, en la pación,

en el sentro de la Tierra.

 

Komo cea que ocurra,

Mantenerce vivo ciempre

Y hensenderce en cada momento.

Homicidio

Hoy estoy con tanta muerte encima

Que goteo cuchillos por los dedos,

Y camino desentendido

Por apesadumbradas bóvedas de escarcha.

Los grises que despido a cada paso

Son ásperas señales advirtiendo instante indicado,

Momento justo:

El tiempo del golpe asestado,

De las rebanadas de carne,

De los hoyos sangrantes,

De los ojos estáticos hacia la nada.

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Finalmente el sondeo imperioso  ha concluido.

Asoma ingenua la víctima, desenfadada, extranjera,

Y sola. Excesiva presencia.

Se reconoce su mortalidad por estar

Congelada y vestida de pureza

(la víctima siempre está estática y ataviada

Con dominante blanco, porque es necesario

Contrarrestar la inquietud y el rojo del

Plasma derramando).

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El cerebro que piensa al homicida

Lo imagina tapado por la saña, el morbo y el

Desorden.

Nada de lo que antecede tiene que ver con este

Tiempo: con esta muerte que me rebasa y cuyo

Compartir me resulta ineludible.

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Me enfrento. Un corazón. He clavado mis dedos

En su tórax.

Con extremada y prolija paciencia extraigo

Ventrículos y aurículas de esponja,

Y al agudo quejido que se acalla en el pozo del

Silencio, le sigue mi sonrisa.

Fémina

Abismales y líquidos azules

esparcen su redondez

interrumpiendo todo escarnio,

toda muerte, toda ridiculez.

 

Todo lo que busco acaba en ese abismo,

todo lo que creo detona en ese azul.

Una gota que derramo sobre lo líquido

me convierte en instinto, es terreno, en humano.

Soy sólo allí.

 

Nada es yermo cuando

se desplaza el aroma flagrante

de las estelas que deja el azul líquido

por entre medio de los ánimos.

 

Lo deseo y lo amo

con lascivia y con ternura

con la carne y con el alma

como diablo como ángel.

 

La indiferencia no existe,

no hay lugar para el fracaso

en el mundo de los abismos.

Y no soy más que esfuerzo

por arribar a él.

Mediocridad (escatológico)

Me revuelco en lo hediondo,

en el trágico espacio fangoso,

inestable, ruinoso, infame,

simple y contagioso.

 

Me revuelco incansable

en la quietud de esta pálida mente

turbada, obtusa, acostada

inocua y decente.

 

Y no soy yo el que cambia,

yo soy el que piensa,

no soy el que lucha,

soy sólo la angustia

y a veces la pena.

Pero siempre la mustia y estúpida efigie

del que mira las cosas de afuera.

 

Me revuelco en lo escrito:

Inmóvil, prostituto, apestoso

mientras en un charco

añoro lo hermoso.

 

Convivo con las heces

ahíto de estragos y llantos ;

tapando hemorragias con corchos,

amoldado al espanto.

 

Y el sol que soñé no existe,

y el no soñado derrumba

y el estruendo golpea

pero no me despierta.

Y cual rata sonámbula que espera

me levanto

a empaparme en miseria.

 

Conmigo mis iguales

se revuelcan. Me tocan, fornicamos

podridos, aplastados

en cóncavo y convexo encajados.

 

Sé que me revuelco.

Me acostumbro, me amoldo, me resigno,

me siento encima de otro

y otro se me encima.

 

Y no somos felices

y no nos importa,

pues estamos alegres

y con eso nos sobra

para ver complacidos que el mundo se inunda

de olor a nosotros:

La estirpe fecunda.

 

 

Poner la mente hen negro;

Tener penzamientos negros;

Aser sólo umor negro

Travajar hen negro;

Negrear hal negrero;

Feztejar los días negros;

Bestirse de luto;

Cer un cer himpuro

Hisar vanderas negras;

Hinjerir kafé negro;

Fumar sigarriyos negros

Negrear las cituasiones;

Portar el halma negra;

De las aseitunas,

komo de las ubas,

komo de los igos,

komo de las perlas

helejir los negros;

Negrociar la hesistencia;

Cer la obeja negra;

Aser benir la noche;

Hescrivir con negrita;

Handar en hofisios negros;

En el agedrés como en las damas

jugar kon piesas negras;

Cer kon horguyo negro,

 un reberendo negro de mierda.